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Actualidad

"Celdas no son VIP, solo son especiales", justifica director

Maestro budista que tiene el privilegiado lugar en exsector Pavão.

Lucía Paniagua Rolandi Por Lucía Paniagua Rolandi

Ayer no fue un día normal de visita en el Penal de Tacumbú. En medio de una multitud de visitantes ingresamos para conocer el sector que aloja a Reinaldo Cucho Cabaña y otros reclusos.

Según el actual director de la cárcel, el abogado Jorge Fernández, “no son celdas VIP, sino ‘piezas especiales’, para reos especiales”, de acuerdo a sus expresiones.

Luego de un profundo cateo, donde se aseguraron que no escondiera artefacto alguno para grabar el recorrido, partimos hacia las lujosas piezas del privilegiado sector.

Como la fuente había revelado a EXTRA pasamos un portón que daba a una escalera, subimos y cruzamos el quincho multiuso hacia nuestro primer destino: la habitación de Cucho. Con su típica gorra, buzo al cuerpo y una remera que dejaba ver su moldeado físico, él nos recibió.

En su acogedora pieza (pues era algo más pequeña de lo que nos había imaginado) había un somier de plaza y media, aire acondicionado, una heladera, un placard mediano, una mesita de luz, encima de la cual posaba el libro No es por vista, es por fe” de Cash Luna (ver recuadro) y llamativamente una cama de dos pisos, que la fuente no había detallado que habría. Tampoco estaba la tele, que habían dicho que se encontraría.

¿Quién es Cash Luna? En la mesita de luz de Cucho estaba el libro No es por vista, es por fe de Carlos Enrique “Cash” Luna, líder evangélico guatemalteco, ex mano derecha de la reina del narcotráfico, Marllory.

Cucho despidió un rato a su madre que lo acompañaba en su dormitorio, para concedernos algunas palabras. “Acá por lo menos estoy mejor que en la Agrupación. Ahí estaba en un calabozo donde ni si quiera entraba la luz del sol. Pero igual, acá nosotros somos animales a los que la gente viene a ver como en un zoológico y luego se va, y nosotros nos quedamos”, afirmó de entrada.

Él estaba tranquilo, negó rotundamente haber pagado por la pieza y aseguró que su destino no es estar en la cárcel, pero que quizá por algo fue a parar allí, agregando que desde que empezó su estancia en ese sitio, no dejó de dar la mano a los reos en todo lo que pueda.

Al salir de ahí fuimos a las piezas de Fermín Centurión y Ariel Palma, vecinos de Cucho. Eran algo parecidas, pero con frigobar en lugar de heladera. Fernández dijo que el sitio fue construido a principios de la década de los ‘90, pero que a mediados de la misma se refaccionó para albergar “reos especiales”.

Pero, ¿cuál es el requisito para ser especial? Fernández explicó que se precisa nada más que ser narco o tener riesgo de muerte. Aunque dio a entender que basta con ser mediático o un personaje conocido que no puede compartir celda con el resto de la población común, además de poder adquisitivo.

¿Solo, solo?

Si bien Fernández refirió que Cucho estaba con dos reos más, pedimos la lista de sus compañeros de pieza, pero se excusaron de proveer. El director de Recintos Penitenciarios, Blas Martínez, afirmó que hoy, podríamos contar con esa lista.

Además, Fernández dejó a relucir que los lujos son de ese apartado sitio, donde están los privilegiados de Tacumbú poca cosa, a diferencia del espectacular VIP de Pavão.

El “capataz”

Fermín dijo a EXTRA que no es que decida quién entra y sale de ese pabellón donde con Cucho y Ariel son compañeros. Dijo ser capataz del sector, y como tal, informa sobre los que se portan mal. Está solo en una pieza sobre el área de admisión.

Con un colega

También ocupa un lugar “especial”, pero en una pieza compartida con otro recluso de alias “gordo”, del “mismo calibre” que él, afirmó aludiendo a su peso.

Iram, sí en pabellón Pavão

El que sí ocupa un lugar privilegiado en el pabellón de las ex celdas VIP de Javis Chimenes Pavão, es Iram David Cuevas, maestro budista condenado por abuso sexual en niños.

Dijo que le llevaron allí debido a que trabaja en el departamento de Informática de la cárcel y, como anteriormente estaba en el Pabellón Libertad, debía caminar cinco cuadras y cruzar todo el penal para poder laburar, por lo que le cedieron una pieza allí.

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