Sumido en el cansancio del arduo trabajo diario, don Roque (nombre ficticio) tomó sus cosas y fue a la chacra a trabajar mientras la doña de la casa se ocupaba de los quehaceres. Todos aguardaban la noche para estar juntos como es costumbre. Pero pasadas las 16:00, el infortunio enlutó el hogar de la humilde familia.
En un descuido, el hombre, aparentemente, dejó su arma al alcance de los dos niños. D. R. R (7) tomó la escopeta calibre 22 y, en su inocencia, la manipuló en compañía de su hermano menor E. R. R. R, de tan solo 1 año y dos meses. En ese momento, un fuerte disparo retumbó en la casa. El certero balazo segó la vida del bebé.
En la sien
El triste episodio ocurrió el miércoles en el asentamiento Táva Guaraní, a 80 km de Santa Rosa del Aguaray, San Pedro.
Según fuentes policiales del Puesto Policial 008, de la zona de Yaguareté Forest, el accidental disparo impactó en la cabeza del pequeño, quien murió de manera instantánea.
El fiscal Néstor Narváez, en contacto con EXTRA, contó que tuvieron conocimiento del caso a través de un tercero. “Los padres saben poco de esto, supongo que no dieron aviso por ignorancia o temor”, dijo. Añadió que cuando el Ministerio Público llegó al lugar, el niño ya estaba en un cajón. “Fue muy triste, pero el forense tuvo que hacer el procedimiento”, expresó.
El agente anunció que los padres serán citados a declarar. “En lo particular, pienso que una imputación acabaría aún más con la pobre familia, suficiente dolor tienen al perder un hijo”, mencionó. No obstante, dijo que se analizarán dos posibles imputaciones como la ley manda. El fiscal instó a que se tome conciencia con respecto a las armas para no lamentar vidas inocentes.