Cuando sonó su celular, doña Lisa (nombre ficticio) no calculó la tremenda sorpresa que se llevaría. No fue sino hasta que revisó el aparato que su alma se llenó de alegría y alivio. El remitente era un número extraño, pero quien la escribía era su hija, M. B. C., de 16 años, quien desde el pasado 27 de enero se encontraba desaparecida.
Aquel gris 27, la niña había salido de su casa en Pedro Juan Caballero para realizar un mandado de sus padres, pero ya no volvió. Para felicidad de sus familiares y amigos, la menor fue liberada cerca de las 14:00 del domingo en línea internacional de la frontera con Brasil, en la zona conocida como Marco Grande.
Según su madre, la adolescente se encuentra en buen estado de salud, pero no recuerda detalles sobre lo acontecido.
Pidió ayuda a un guardia
La menor, tras ser liberada, llegó hasta un local comercial del lugar donde solicitó ayuda a un guardia de seguridad para comunicarse con su mamá, ya que los que la tenían capturada no le devolvieron su celular. Sin perder tiempo, Lidia llegó hasta la Comisaría 1ª donde fue depositada la adolescente. Allí se reencontraron.
Al momento de la desaparición de la niña, su madre había mencionado su preocupación por la posibilidad de que su hija fuera víctima de personas que se dediquen a la trata, con fines de explotación sexual. Estos la habrían llevado bajo engaño al Brasil. “Gracias a Dios, volvió la tranquilidad a mi familia”, dijo la mujer en sede del Ministerio Público, tras la declaración de la niña ante el fiscal del caso, Armando Cantero.
Fiscal pidió que sea evaluada
Cantero solicitó que la menor sea sometida a una evaluación sicológica y otra por parte de médicos forenses del Ministerio Público, considerando lo que atravesó. Hasta el momento se desconoce dónde exactamente se encontraba en cautiverio, pero se presume que habría estado en Ponta Porá. Amigos de la menor también habían relatado que fueron a buscarla, pero tras ser recibidos por desonocidos con armas, huyeron del lugar.